lunes, 1 de abril de 2013

Ramón Tejeda Read

La formidable movilización de dominicanos y dominicanas que ocurre durante la Semana Santa hace tiempo que llama a revisar nuestros enfoques sobre el tema del turismo nacional y su desarrollo. 

Pensemos que si sólo un millón de dominicanos y dominicanas se moviliza durante ese tiempo y cada uno invierte tan sólo mil pesos, mil millones de pesos circulan por el país moviendo micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. 


Sin embargo, debemos admitir que se trata de un fenómeno de mucho mayores dimensiones económicas y sociales. 


Hasta ahora hemos prestado mucha atención al turismo de enclave, el turismo de todo incluido; el turismo del extranjero que viene y se queda encerrado en uno de los denominados resorts. 


Ese turismo representa, según cifras oficiales, unos cuatro mil millones de dólares anuales que, dicho sea de paso, poco han servido a las comunidades empobrecidas de los alrededores de aquellos resorts, que siguen casi tan pobres como siempre. 


Acorde con los planes del nuevo gobierno y con la Estrategia Nacional de Desarrollo, ¿no será hora de que vayamos pensando nuestro país como un formidable destino turístico, pero como un todo? Esto es, que vayamos más allá de los enclaves. 


Una visión semejante haría que gobierno (vale decir, Turismo, Salud y Medio Ambiente, por ejemplo) y gobiernos municipales presten más atención a los problemas ambientales, de sanidad (basura, ruidos) y de infraestructura (desarrollo de pequeños y medianos alojamientos, con garantía de servicios eficientes), entre otros. 


Da pena ver los caminos, las riberas de los ríos y las carreteras convertidos en enormes basureros por dondequiera que uno camina. Un panorama semejante conspira contra el desarrollo turístico nacional. Que no nos quepa duda. 


¿Y por qué ocurre algo semejante? Porque se privilegia sólo el turismo de enclave. Porque se menosprecia el papel de las comunidades y no se cree en el derecho del pueblo al turismo de calidad. Porque el del turismo, como otros temas, se trata con enfoques parciales, no abarcadores. 


¿Quiénes imponen la agenda del turismo? Los desarrolladores inmobiliarios, por un lado, en asociación, por el otro, con las grandes cadenas transnacionales ansiosas de comprar tierra a precio de vaca muerta para negociarla por las nubes; de ahí que no importa nada otro tipo de turismo, que es fundamental, porque incluye a las comunidades y provoca su real desarrollo así como el de la micro, la pequeña y la mediana empresas. 


A la luz de los planes del gobierno y de la Estrategia Nacional de Desarrollo, y de fenómenos como las movilizaciones de Semana Santa, las visitas permanentes de nacionales y extranjeros hacia algunos parques nacionales, entre otros, debemos revisar el enfoque que ha predominado en la agenda de nuestro turismo, a fin de que sea más diverso, abarcador y productivo para el país.

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