lunes, 25 de febrero de 2013

Bahía de las Águilas

Ramón Tejeda Read

Desarrollemos el turismo del suroeste, sin que se toque una pulgada de nuestras áreas protegidas

El presidente Danilo Medina ha sido rápido y muy claro: ‘’el propietario legítimo de esos terren
os es el Estado’’, ha dicho en lo referente a Bahía de las Águilas y los parques nacionales Jaragua y Bahoruco.

No quiere eso decir que hay que ‘’esperar las calendas griegas’’ para iniciar el desarrollo del turismo en el denominado Cuarto Polo, es decir, el Suroeste, en Pedernales, concretamente.

No. Hay proyectos claros y aprobados por los organismos del Estado (Turismo y Medioambiente) y que apoyan las organizaciones que hace décadas defienden los recursos naturales de que hace tiempo quieren despojar al pueblo los ladrones de tierras del Estado. Es el momento de recuperar esos planes.

Pero la sociedad dominicana organizada no debe permitir que se repita de nuevo en Pedernales lo que ocurrió con las tierras de vocación turística del este del país, donde las mafias constituidas por políticos reformistas corrompidos, funcionarios venales y traficantes de todo tipo llevaron a cabo un despojo masivo de tierras del Estado (es decir, del pueblo) que eran vendidas a precio de vaca muerta.

La sociedad dominicana hoy no es la de hace dos, tres o cuatro décadas, cuando simplemente se asesinaba o se callaba a quienes se atrevían a denunciar el abuso de poder. Hoy eso no es posible porque, además de una sociedad organizada, informada y movilizada, nuestro país cuenta con un presidente que escucha, una combinación ‘’indestructible’’, como la definió una notable defensora de los derechos del pueblo dominicano en el caso de Pedernales.

El desarrollo del turismo en el Suroeste debe llegar cuanto antes, pero para beneficio de las comunidades de hombres y mujeres pobres de aquella región, no sólo para unos cuantos vivos que saben cómo medrar en nuestras debilidades institucionales.

¡Manos a la obra! Que el Presidente Medina convoque a los concernidos y que se inicie el desarrollo turístico del suroeste sin que se toque una sola pulgada de nuestras áreas protegidas; que no son nuestras solamente, sino también de la humanidad, en nombre de la cual la ONU las ha declarado Reserva de la Biosfera.


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